En el corazón del estado de Bahia, está uno de los más bellos escenarios del país, salpicado de cascadas, cuevas, cañones y valles. El Parque Nacional de la Chapada Diamantina, creado en 1985, codiciado por los amantes del trekking y de la naturaleza, tiene atracciones que extrapolan sus límites y se extienden por ciudades que tuvieron su apogeo a finales del siglo XVII, cuando la región era famosa por los yacimientos de diamantes. Una de las principales ciudades de Chapada es Lençóis, con sus calles de adoquines y caseríos coloniales que a lo largo del tiempo dieron lugar a posadas, restaurantes y comercio.  

Algunos de los paseos imperdibles son los que llevan a las tarjetas postales: Morro del Padre Ignacio, con 1.200 mts de altitud, vista panorámica y punto de contemplación de una bellísima puesta del sol; y la cascada del humo, la segunda más grande del país, con 340 mts de caída. Fumo o humo, así es su nombre porque debido a la gran altura, el agua evapora antes de llegar al suelo generando altas y refrescantes nubes de agua.

La diversidad ecológica de la región es impresionante, habiendo en el parque por lo menos 4 ecosistemas brasileños, como los campos rupestres, el cerrado, la caatinga y hasta la Mata Atlántica, que prevalece en la región costera del país. En la región, es posible encontrar más de 100 tipos de orquídeas, bromelias, trepadoras, entre otras especies de plantas, como también una rica fauna, que se destaca por la presencia de onzas, venados, jiboias, sucuris, capibaras, peces y, principalmente, aves, que totalizan más de 250 especies.

Es un destino ideal para jóvenes y para los que buscan contacto pleno en medio a la naturaleza.